El tren de humo se pasea por tu
mirada. You gotta believe me baby. Nos
estamos escapando por las cañerías; por las arterias donde aún se encuentra el
amor. Al final del camino, esa luz, es todavía un concepto. Por qué pensar en
las estaciones cuando podemos conocer muy bien la profundidad de nuestros ojos.
Por qué pensar que el infinito nunca se separa y regresar a un país donde se
trabaja la piedra. Este viaje es nuevo como una fruta que ha comenzado a
ponerse atractiva para las aves. El viaje en tren es un escape de este presentimiento
llamado campo de concentración; de esta ligereza de la materia que es ponernos
en situación de escoger entre la muerte y la poesía. Todo estará bien si al
final remendamos el espítitu.